miércoles, 24 de noviembre de 2010

Siempre gana la Falange

A diferencia del fútbol, en la política el partido se decide antes de jugarlo. No hay penaltis, ni goles ni rojas directas en los primeros minutos. En fin, nada que pueda trastocar tus planes en el día D. En la música ocurre algo parecido. En el proceso de creación/plagio, crecimiento y grabación de una canción o álbum se cuecen los adjetivos. Y una vez parido el trabajo es bueno o sirve para regalarlo con la Rockdelux. Luego sale a la luz y pueden producirse incongruencias. Léase Els Amics de les Arts.

El domingo hay elecciones y sólo los que tienen asimilado el concepto original de política aún conservan algunas dudas. Así que hasta el día de reflexión habrá pre partido.

La música en Tarragona es como la política. Si quieres votar, tienes que escoger al menos malo. De acuerdo, cada fin de semana tenemos música en directo. Pero es que siempre son los mismos. El otro día al llegar a casa estaba tocando El Sobrino del Diablo en el comedor y Espaldamaceta en el lavabo. Ahora parece que les Golfes Club quiere erigirse en Obama, pero parecen no saber en qué ciudad se han metido.

Música de calle en Vicenza Italia
Multitudinario concierto en Tarragona

¿Culpables? Ni mucho menos los organizadores, sino los políticos. Menos Fitos y Fitipaldis y más subvenciones culturales. Menos Tarracos Arenas y más ayudas a los bares musicales (exclúyase de momento Highland) a los que vamos cada semana. Queremos cubatas y música y no Mossos sordos.

Si no, votaremos en blanco. Nos quedaremos en casa. A escuchar a Espaldamaceta.

Paparamericano

martes, 16 de noviembre de 2010

Patrimonio Hormonal de la Humanidad para la furgoneta hippy de Volkswagen

Está viva. Por ahí, contándole viejas historias al asfalto. Vieja y menos extremada. LA HE VISTO. la VW T1, la Bully, la mítica furgoneta Volkswagen. Es preciosa. Es un ideal. Y aquí también causó estragos.


Pseudoramalazo hippie nazi

Vuestros padres también escucharon los Beatles, hicieron de Beach Boys, fumaron porritos y sí, alguna que otra anfetamina cayó. Tarragona, desde algunos de sus rincones, también suspiró paz.

my grandpapis, after love


Por eso, por toda la conducta de amor, paz y sexo que emanaba, me sumo a la petición de Patrimonio Hormonal de la Humanidad para la Bully. La UNESCO, en su ardua, infatigable, noble y contingente misión de procurar y cuidar de la poca paz que queda en el planeta, debería valorar la propuesta.

Y para recuperar el Flower Power debemos contribuir todos. Reanimemos (aún más) a los Beatles, a Janis Joplin, a los Mamas and the Papas, a El Canto del Loco. Porque ya no creemos en nada, como John Lennon.

¡Fumad, bebed, **** , amad!

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Gatillazo rural

¿Pa’ que queremos el Tramcamp?, ¿Pa’ qué quiere Reus un aeropuerto que en su irreversible progreso de expansión el destino más lejano será El Prat?, ¿Pa’ qué queremos la sala Les Golfes en Tarragona?  Una respuesta responde a la metafísica prosaica de los medios de comunicación del Camp de Tarragona: queremos ser un poco menos de pueblo.

Tener menos amigos en común en el facebook, montar desfiladas de protesta de homosexuales, que el Papa oficie y bendiga nuestra obra magna El Corredor del Mediterrani, que la mujer de la limpieza ya no se llame Toñi ni sea sudamericana, sino una Cubana que antes de llegar a nuestra tierra haya trabajado como espía para Fidel Castro. Eso queremos. Eso sí, manteniendo nuestra little soul pueblerina que en los veranos se eleva en las noches de turismo rural que genera la Orquestra Girasol.

Recreación virtual del Corredor del Mediterrani

Pero si una noche sólo  te queda limpia en el armario una camisa de estampado vichy es obligatorio ir a la estrena de Les Golfes Club. Previo paso, paseo y saludo a conocidos en la red carpet.

Tenían que tocar Febrero (no Tachenko) y La Brigada. Al final el orden se invirtió. Propuestas chulas. Más si son baratas. La claridad de La Birgada quizá recuerde algo más de lo necesario a Sanjosex. Pero son buenos. No son originales pero son jodidamente buenos.

Los de Vilanova suenan como si te susurraran en la oreja un secreto que ya conoces. Limpios, directos, mezclados arquitectónicamente. Lo hacen fácil porque sus letras son interesantes, empáticas y están encajadas con melodías emocionales. Pere Cocker Agramunt tiene voz y pluma sensibles y canta, que ya es mucho.
 
Tan valent de la brigada

martes, 2 de noviembre de 2010

¿No es música para modernos?

Me acredito para ver en directo Lagarto Amarillo pero el mismo día me entero de que Fred i Son tocan una hora antes en el Groove Bar. 3 euros. No está mal. Queda pendiente hablar de este cuchitril que cada jueves propone música en directo interesante y barata.

Los barceloneses acaban resultando los tíos con menos pinta de modernos de la sala. Suben al escenario y empiezan a tocar. Un bajo, un guitarra que arpegia, otro guitarra que la rasca y una chica muy mona que toca la batería. Xavi Rosés, el de la guitarra rascada, canta como si fuera una paloma de la Rambla metida dentro de un pote de olivas. Elisenda Daura, la batería, tiene un estilo muy annaroigense. A mí, sinceramente, la combinación fónica no me disgusta.

Tocando para las obras del AVE en Gijón
Petan bien, pero son muy lineales. Los modernos que hay en la sala van a ver Fred i Son porque Rockdelux les dedica un 4x4 y dicen que son muy naïf (yo los he descubierto en Mondo Sonoro). Pero al poco rato empiezan a hablar y molestan. Xavi está metido en su papel de cantante pero de tanto en tanto echa una ojeada viral a los modernos.

Fred i Son propone música fácil, letras de casa. Algo parecido a El Petit de Cal Eril, pero sin el rollo sutil.

Entre la atmósfera y las condiciones técnicas cuesta entender las letras. Cada vez hay más modernos y cada vez hablan más alto. Hasta que parece que Fred i Son lleven cantando la misma canción media hora.

Al final Xavi se cabrea y espeta: “La cançó que interpretarem a continuación parla de la tardor i és molt suau. Els del final no la sentireu. Només dic això…”.
Creando en casa
Luego dicen no sé qué de unos cuentos e interpretan una versión muy juguetona de Belle and Sebastian. Pero los modernos siguen pasando de la música.

Al final, como prevención de autocabreo, quien se las acaba pirando soy yo.